Desde el pasado
13 de marzo los sanitarios no hemos dejado de trabajar. En mi caso he atendido
pacientes de forma presencial (sobre todo en puertas de urgencias) y online. Añadido
a un sin número de llamadas telefónicas para garantizar la atención de todos.
Esto es esperable, básicamente es mi trabajo.
Asimismo, me han
hecho preguntas, comentarios, comentarios de pasillos y he recibido llamadas y
mensajes de textos de personas que no tienen antecedentes de patología mental.
Personas que están en su domicilio confinados o personas de profesiones específicas
como sanitarios, personal de limpieza y seguridad, trasportistas, trabajadores
de supermercados, entre otros. Todos con un punto en común, manifestando
preocupación por sentir emociones, estados de ánimo, sentimientos y pensamientos
“…desagradables…”:
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