Antes de comenzar a escribir este post, quiero dejar claro que no voy a escribir en esta ocasión de una enfermedad mental, si no de adversidades vitales que le pueden pasar a cualquiera.

Durante mi ejercicio médico y sobre todo como especialista en Psiquiatría, he valorado a muchas personas de diferentes generos, estatus social, profesiones, oficios, preferencias, etnias…

En resumen, he valorado personas muy diferentes en personalidad y también en estilo de vida. Muchas de ell@s atravesando circunstancias vitales adversas, pero con un punto en común en su discurso:

“…Dra. Es que yo era…” para continuar la oración con una característica de su forma de ser considerada valiosa para ell@s.

Esto es preocupante y lo voy a intentar explicar a través de dos vertientes:

La primera, la conjugación del verbo ser “… Yo era …” implica en si mismo algo que ya no es en el presente y que no lo será en el futuro. Es decir, la persona está abatida emocionalmente por algo que perdió, y que le gustaba ser, pero que ya no lo es.

Les explico, la conciencia del Yo (acerca de uno mismo) es un continuum, es decir somos adultos, pero tenemos conciencia que fuimos niños. Es la misma persona tras el transcurrir del tiempo.

Es un error, al estar atravesando una determinada situación adversa, definirse con un “…Yo era…”, no es apropiado. A usted no le define un mal momento. A usted le define su carácter, personalidad, temperamento, entre otras cosas. No vamos a negar que en medio de una situación negativa podemos sentirnos con las fuerzas, capacidades resolutivas o ánimo mermado, pero eso es una cosa, y el “…yo era…” es otra que implica algo que se perdió, y que ya no puede recobrarse. Esto en vez de dar ánimos para salir adelante nos hunde más en sentimientos de fracaso.

La segunda, tan sesgada como la primera, es que el “…yo era…”, nos pone límites. Un techo de cristal, un hasta aquí. El hecho que en el trayecto de su vida, ciertas cualidades hayan mermado, no significa que no regresen a su estado basal o que pueda volver a tenerlas. Mejor aún, luchar para cambiar la forma de ver la vida, y no atarse a un concepto de lo que fue y nunca será.

El “…yo era…”, lo entrega a un estado de resignación y pasividad que le impide avanzar en sus metas, sean personales o laborales.

Lo normal en el ser humano es el cambio, la evolución, el equivocarse, el aprender, el mejorar… Pero no sea injusto consigo mismo, no se ponga límites falsos, no se añada duelos que no existen.

Usted es usted. Una circunstancia temporal no le define, ni tampoco define su progreso y ni su futuro.

Tenga cuidado con el lenguaje que usa, recuerde que el lenguaje es la expresión del pensamiento. Y nuestros pensamientos en parte determinan nuestros estados emocionales.

Abandone el “…yo era… “, es más saludable utilizar: yo soy, yo aprendí, yo lucho, yo intento, yo lo logré.

Sienta verdadero aprecio y respeto por usted. Deje de juzgarse de una manera destructiva. Autoevalúe lo que puede mejorar y siéntase orgullos@ de lo que logrado o superado.

“Tenerse a si mismo es lo más importante. El resto va y viene, pero usted vive con usted”.
Dra. Joana Cardozo Curvelo

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6 comentarios sobre “El devastador Yo era.

  1. Muchas gracias, la verdad, que importante puede ser como conjugamos un verbo en nuestra manera de expresarnos sin darnos cuenta y que difícil saber porque lo hacemos.

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