EL trastorno obsesivo compulsivo (TOC) es relativamente conocido. Muchas personas usan el termino obsesivo para describir el acto o pensamiento persistente, repetitivo o perfeccionista de una persona. En películas y series se usa la expresión “obsesivo” para describir a una persona con un funcionamiento peculiar, incluso llegando a ejemplificar la enfermedad a través de una comedia…

Las características antes descritas pudieran asemejarse a lo que es una persona con rasgos obsesivos, pero de ninguna manera a lo que es un TOC, que sin lugar a dudas es uno de los trastornos mentales que más sufrimiento genera a la persona que lo padece. La intensidad del trastorno puede ir desde casos leves hasta limitar completamente la vida de la persona que lo padece. No, no es una broma, ni motivo de parodia.

Cuando se habla de TOC, se contemplan obsesiones y compulsiones, de allí su nombre.

Las obsesiones no sólo son pensamientos, pueden ser impulsos o incluso imágenes recurrentes y persistentes. Estos pensamientos, impulsos e imágenes recurrentes NO son deseados por la persona, pero quien las presenta se encuentra impotente a la hora de intentar detenerlos. Lógicamente, tras la incapacidad de detener los síntomas obsesivos el paciente presenta ansiedad, sentimientos de frustración, rabia, tristeza, temor, entre otros.

La temática de las obsesiones son diversas. En su mayoría descritos por el paciente como algo absurdo, pero aún consciente de esto, no le es posible tener control sobre ellas. Por ejemplo, miedo a contaminarse, necesidad de mantener el orden de los objetos para evitar que una tragedia suceda.

Como respuestas a las obsesiones aparecen las compulsiones.

Las compulsiones son comportamientos o actos mentales, también repetitivos y persistentes. El objetivo de las compulsiones es calmar la ansiedad que produce la obsesión, evitar o neutralizar que alguna situación temida ocurra.
El paciente reconoce que la compulsión no evitará que su temor se haga realidad porque no pierde el contacto con la realidad. Pero, dejar de hacer la compulsión incrementa de forma marcada los niveles de ansiedad y el malestar emocional que presenta.
Vamos a ponernos en situación:
– Obsesión: miedo a que mi familia muera o le pase algo. Este pensamiento es repetitivo, causa temor, intensa ansiedad.
  Compulsión: toco los pomos de las puertas en un determinado orden de forma repetitiva, para que no le pase nada a mi familia. Hasta aliviar la ansiedad. Pudiendo llegar a no salir del domicilio y pasar el día tocando los pomos.

El paciente sabe que el hecho de tocar los pomos no garantiza el bienestar de la familia, de hecho, le parece ridículo, pero no puede detener el acto.

Tanto las obsesiones como las compulsiones requieren tiempo, en casos leves solo son algunos minutos, en casos graves horas o incluso llegar al punto de vivir para de dedicar la vida a los síntomas del TOC. Situación que se denomina ritualización.

¿Puede imaginar el sufrimiento?

Atrapado en un conjunto de pensamientos, imágenes mentales que son desagradables , sin tener mayor control, teniendo que repetir actos o pensamiento para poder aliviar las obsesiones. Y de esta manera se cierra el bucle. Siendo el paciente consciente de su realidad.

Como he dicho, no todos los paciente tienen el mismo grado de intensidad de obsesiones y compulsiones, algunos lo viven como algo que no genera mayores problemas o repercusión en su vida. Otros presentan cuadros más complejos.

¿Hay tratamiento? Sí. Dependiendo del caso, psicoterapia o psicoterapia y tratamiento farmacológico.

Le sorprenderá saber que muchas personas que padecen TOC no buscan ayuda. Uno de los impedimentos en buscar ayuda es el temor a ser estigmatizados o por la vergüenza que le produce los síntomas de la enfermedad.  Cuando acuden a la consulta generalmente es por el alto nivel de ansiedad, depresión o porque el TOC ha causado deterioro social, familiar o laboral .

Si usted o algún familiar presenta síntomas que pudieran ser congruentes con un TOC, no dude en buscar ayuda. Hay tratamiento para este trastorno, y con esto eliminar o disminuir el sufrimiento que le ocasiona.

Mejorar la calidad de vida debe ser siempre uno de los objetivo de la medicina.

Dra. Joana Cardozo Curvelo


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