En la línea del post anterior continúo escribiendo acerca de los trastornos del Estado de Ánimo. En este post nos vamos a centrar en la depresión.
Hace poco un@ paciente recuperad@ me comentó: “…antes escuchaba hablar de depresión, no podía entender lo que las otras personas me decían, hasta que me pasó a mí. Aún no me lo creo…”, haciendo referencia a su personalidad alegre y proactiva.
No es la primera vez que escucho este comentario, y siendo sincera por más que leo, estudio y trato pacientes, sé que no puedo sentir lo que padece una persona con episodio o trastorno depresivo. No me da vergüenza admitirlo, ¿saben por qué?, Porque al ser un estado de ánimo patológico NO se compara con la tristeza, de la cual si tenemos puntos de comparación. En conclusión, como son síntomas psíquicos patológicos que desconocemos, nos es difícil imaginar cómo son, añadido a la subjetividad de cada persona para sentir el dolor tanto físico como psíquico.